Estudio científico valida subestimación de muertes por COVID-19 en Puerto Rico

En los primeros meses de la pandemia en Puerto Rico pudieron haber muerto por COVID-19 hasta tres veces más la cantidad de personas que fueron oficialmente documentadas, concluyó un estudio de exceso de muertes durante ese periodo publicado por el Centro Nacional para la Información de Biotecnología (NCBI, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.

La investigación sostiene que las tendencias encontradas en los datos de exceso de mortalidad de la Isla de marzo a julio de 2020 se alejan de la curva epidemiológica de muertes por COVID-19 reportada por el Departamento de Salud de Puerto Rico. Los investigadores sostienen que el descuadre entre su curva y la curva original del DS pudo haber surgido del retraso, que puede ser de hasta ocho semanas, en la entrega y procesamiento de certificados de defunción.

El estudio, hecho por profesionales de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) y el Departamento de Salud de Puerto Rico para la Asociación de Escuelas y Programas de Salud Pública, valida los hallazgos de una investigación del Centro de Periodismo Investigativo (CPI) publicada en septiembre de 2020, tanto en términos de las tendencias de exceso de muertes en Puerto Rico por causa de un posible subregistro de muertes por COVID-19, como en cuanto a las posibles causas de este subregistro. Entre las razones de este subregistro están la falta de pruebas diagnósticas y limitaciones para hacerse la prueba que detecta el virus durante esos meses, así como la exacerbación de condiciones de salud por la falta de atención médica causada por el miedo al virus. Asimismo, el CPI y sus colaboradores, la epidemióloga e infectóloga Ángeles Rodríguez Rosario, la Dra. Vivian Green, Decana de Asociada de Salud Pública de la Ponce Health Sciences University, y el epidemiólogo Juan Carlos Orengo encontraron que el exceso de muertes durante esos meses de estricto lockdown quedó parcialmente enmascarado por una baja significativa en las muertes violentas y accidentes de tránsito.

El estudio afirma que enfrentó varias limitaciones entre ellas lo incompletos que estaban los datos del Sistema de Vigilancia de Mortalidad del DS y la fragmentación de los sistemas de vigilancia de COVID-19 de la Isla, lo que también pudo haber ocasionado que se subestimara la cantidad de muertes por el virus. Además menciona como una limitación que los certificados de defunción estaban incompletos o bajo investigación.

“Los datos de inicios de la pandemia muestran que el número de visitas al hospital fue menor que lo habitual, por las estrictas medidas de mitigación de salud públicas relacionadas al COVID-19. Tenemos la hipótesis de que es posible que las personas en Puerto Rico hayan retrasado o evitado la atención médica debido a preocupaciones sobre la exposición al COVID-19. El retraso o la evasión pudieron haber exacerbado condiciones crónicas descontroladas o infecciones latentes, como lo muestran las condiciones que contribuyeron a la muerte según fue indicado en los certificados de defunción”, dice el estudio publicado el 17 de febrero de 2021 por el NCBI, una división de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos.

Estación de pruebas de COVID-19 establecido en el Centro Médico al declararse la emergencia de salud pública a   mediados de marzo de 2020.Foto por Eric Rojas | Centro de Periodismo Investigativo.Estación de pruebas de COVID-19 establecido en el Centro Médico al declararse la emergencia de salud pública a mediados de marzo de 2020.Foto por Eric Rojas | Centro de Periodismo Investigativo.Durante los meses de marzo a julio se registraron 638 muertes en exceso a las que regularmente ocurren en Puerto Rico en esos meses, indica la publicación. Estas muertes incluyen un total de 225 fallecidos por COVID-19 y dejando las 413 muertes restantes como “posibles muertes adicionales relacionadas a la COVID-19” que no fueron contadas como tal, sino asignadas en el certificado de defunción a otras causas de muerte, de acuerdo a la investigación. Hasta el pasado viernes, Puerto Rico había acumulado las 2,023 muertes oficiales por COVID-19.

La investigación del CPI, publicada seis meses antes utilizando la Base de Datos de Causas de Muerte del Registro Demográfico de Puerto Rico, había encontrado cifras similares. La investigación periodística detectó un patrón de exceso de hasta unas 1,000 muertes entre marzo y agosto de 2020. Estas muertes incluían cerca de 500 muertes que el Gobierno atribuía al COVID-19, y las 500 muertes restantes que pudieron haber estado vinculadas al virus, pero fueron atribuidas a otras causas de muerte, según el CPI. Es decir, que el NCBI determinó un exceso de 413 muertes para los primeros cinco meses de la pandemia, y el CPI de 500 para los primeros seis meses de la pandemia.

En el estudio se reafirma la importancia de incluir las muertes probables por COVID, no solo las que han sido confirmadas por una prueba de laboratorio, porque en el caso de Puerto Rico, de los 225 casos de COVID-19 informados oficialmente para el periodo de estudio, la mitad fueron muertes catalogadas como probables.

“La inclusión de casos probables es particularmente importante porque, al momento del estudio, Puerto Rico tenía el mayor número de casos probables de COVID-19 de toda la nación”, reza el documento en referencia a los Estados Unidos y sus territorios.

Además, sostienen los investigadores que la forma más sensata de medir el impacto real de la pandemia es complementar las cifras oficiales de muertes por COVID con los datos de exceso de muerte para todas las causas de muerte. Esto porque el nuevo virus impuso una presión extraordinaria sobre los sistemas de vigilancia y de salud pública locales que les impide en algunas instancias poder identificar todos los casos.

Entretanto, el estudio también reveló que la mediana de edad de los fallecidos por COVID-19 durante el periodo fue de 73 años, que el 26.7% de las muertes ocurrieron en la región metropolitana, seguida por la de Mayagüez, con 15.6%, y que 62.2% de los fallecidos fueron hombres. Asimismo, sostiene que el 83% murió en el hospital y el 41.3% requirió ventilación mecánica.

La influenza y la neumonía (48.0%), la sepsis (28.9%) y la insuficiencia respiratoria (27.1%) fueron las afecciones más comunes que contribuyeron a las muertes por COVID-19, según los certificados de defunción analizados por los investigadores del NCBI.

El estudio usó datos del Sistema de Vigilancia del Departamento de Salud de Puerto Rico, los CDC y el Centro Nacional de Estadísticas de Salud de Estados Unidos. Los autores fueron Alejandro Azofeifa, Diana Valencia, Carmen J. Rodríguez, Maritza Cruz, Devin Hayes, Edén Montañez-Báez, Betzaida Tejada-Vera, Joshua E. Villafañe-Delgado, y dos de los funcionarios claves de la administración del ex secretario Lorenzo González: Jessica J. Cabrera, la directora de Bioseguridad del DS, y Miguel Valencia-Prado, el director del Sistema de Vigilancia del DS.


* Publicado por el Centro de Periodismo Investigativo (periodismoinvestigativo.com).